¿Qué te sabe a casa? A mí, por ejemplo, el cocido madrileño, la leche con cacao en polvo y miel, la mantequilla con azúcar sobre pan tostado o, algo que tiene infinitamente más que ver con la receta, la mezcla de manzanas con vainilla y canela. Te lo digo porque al plantearme esta receta me propuse, precisamente, huir de todo aquello que pudiera hacer que la manzana asada me recordara a las que me preparaba mi madre cuando era pequeño (más a nivel de sabores y formato de presentación, porque sí que tenía claro que quería conseguir la misma textura melosa y, por supuesto, el mismo dulzor sin necesidad de abusar del azúcar).

Mucho se ha hablado por ahí de la manzana asada como preparación desfasada, aburrida y con poca chicha. Sinceramente, es algo que no puedo compartir porque llevo comiéndolas desde que tengo uso de razón y para mí son, después de veintiocho primaveras, uno de los manjares de la vida, además de muy sencillas y reconfortantes, claro. Si simplemente las quieres asar y comértelas tal cual o con un poco de miel por encima -o nueces picadas, galletas rotas con las manos, ralladura de limón, o todo a la vez-, fetén, pero si quieres ir un poquito más allá y darles una pequeña vuelta, esta receta es para ti.

Dificultad

Hay que tener cuidado al hacer el caramelo (porque quema mucho), pero poco más.

Ingredientes

Para 4 personas

  • 4 manzanas tipo gala
  • 1 manzana tipo granny smith (o una reineta)
  • 100 g de nueces peladas
  • 2 cucharadas de azúcar moreno
  • 1 cucharada de mantequilla
  • 2 cucharadas de agua
  • 1 cucharadita de garam masala
  • 4 cucharaditas de jengibre fresco rallado (opcional)
  • 4 cucharaditas de sésamo tostado (opcional)

Preparación

  1. Calentar el horno a 170 ºC. Colocar las manzanas en una bandeja y hornearlas durante unos 30 minutos (o hasta que la piel se rompa y la pulpa esté blanda). Retirarlas del horno y esperar a que se atemperen.
  2. En una sartén o una olla pequeñas a fuego medio, derretir el azúcar moreno. Antes de que se haga caramelo del todo, agregar la mantequilla y, con mucho cuidado, el agua (tapar inmediatamente para que, si salta, no llegue a entrar en contacto con la piel).
  3. Dejar que el caramelo se disuelva en el agua antes de agregar las nueces. Subir el fuego para que el agua se reduzca y el caramelo se adhiera a las nueces. Sacarlas a un papel vegetal y dejarlas enfriar hasta que el caramelo se endurezca.
  4. Pelar las manzanas y retirar toda la pulpa (desechar el corazón y las pepitas). Pasarla a un bol y machacarla con ayuda de un tenedor hasta obtener un puré parecido a una compota.
  5. Calentar la pulpa antes de servirla en un plato. Rallar un poco de jengibre fresco por encima, decorar con el requesón y las nueces caramelizadas, y terminar con el sésamo tostado.

Articulo original publicado en el comidista

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